domingo, 11 de octubre de 2009

Capitulo 7

David ama a Andrea y ella también lo ama a él
Se sientan sobre flores a ver como cae la miel
Andrea se duerme y David le besa los pies
David se duerme y Andrea le acaricia la piel
Es hora de que Andrea duerma sobre su mantel
Llora, no quiere dormir, no quiere estar sola
David recoge sus lágrimas en una botellita de agua de hazar
Coge un pincel y un papel y con sus lágrimas comienza a pintar
Andrea se ha quedado dormida y David no ha parado de pintar
Entre sueños ella menciona un país norteño, un veintiuno de agosto y un estudio de la lengua que a la magia le hizo recordar
David no escucha, David no ve, David no voltea solo mueve el pincel

El atardecer ecuatoriano llegó, David sigue despierto, Andrea no
David sigue pintando, Andrea hace mucho tiempo lo dejó
Ella se soba las manos, David se preocupa, David recuerda
Ella es fría, casi caliente, ella puede luchar
Andrea se arrastra hasta David, le pide una canción que la haga volver a dormir
Una guitarra comienza a sonar, Andrea dormida está

David ha dejado de pintar, lleva tres días y dos noches soñando con el mar
Andrea, despierta ya, le pregunta si es hora de partir
David se fue, David no esta
Andrea llora, dónde se podrá encontrar
Tres días y dos noches el sol nunca más de rojo se tiñó

Andrea busca a David, él la busca a ella
Un cuadro viejo le dice que él no se ha olvidado de ella
Duerme una noche con sabor a noviembre
Una brisa caliente ha llegado y una voz a su lado que le dice ¿nos vamos?

domingo, 27 de septiembre de 2009

Un poema

Paredes de yeso cantoras que dirán si he acecinado
Unas tejas húmedas se precipitarán sobre las cabezas sin sombrero
¿Cómo es que se permitieron caer?...

jueves, 17 de septiembre de 2009

Congénito otra vez

¡Vuelven los siameses en una segunda aventura!

domingo, 6 de septiembre de 2009

- Lejos

Seguiremos lejos de la tentación a la oscuridad de esta industria universal.

lunes, 1 de junio de 2009

Así es La Maga

Instrucciones: Para conocer a la Maga resalte este espacio de la mejor manera y podrá entender.




Puedo imaginarme este espacio en blanco blanco y decir que es verde para que mi madre no se quede ciega. Quiero olvidar los domingos y las ventanas, la música y el día de los SANTOS. Quiero coger unos pernos y una placa de metal y sellarme la boca, luego preguntarle a María por qué la lluvia no cesó. Voy a develar mi rostro al fiel amante de Estragón y sabrá que aún existe el antifaz que muestro cuando Regina baja la mirada. También verán que tengo muchos cuadernos bajo la cama llenos de dimensiones paralelas que solo yo entiendo. Demostraré mi masculinidad en mi pelo largo y en mis pechos.
Hoy he sabido de Lorena Roque, pero me golpeé contra un vidrio y olvide su nombre. Qué será de este mono dentro de un tiempo, le han dejado y el mismo se quitó el apellido, creo que está sintiendo el castigo de Dios.

El apellido paterno

…Y que su segundo nombre comience con c y su tercero con r.

lunes, 4 de mayo de 2009

Congénito en una cueva

Ser, alegremente, su doctrina. Ser decididamente, su dentadura. Tiernamente, la piel de la yema de sus dedos y los surcos que dejó ese escalpelo que nos cortó la cabeza. Ser la parte podrida, nefasta, la parte que todos han despreciado, la que no prefirió Cándida al leernos Macbeth en el alba y a la que siempre Ariel Insolina escupe.

Después de todo y de mi amargura reducida a dos semanas de duelo y ayuno, Ariel Insolina me pregunta cómo he estado. Yo le respondo que ahora pienso mejor, ya que “la filuda” cumplió, debidamente, sus expectativas, pero siempre hay que pagar un precio y eso a él le remuerde la conciencia.
Después de unos días, en el alba, cuando Cándida estaba preparada para Macbeth, me lo volví a cruzar.
- Ariel Insolina: ¿Cómo te has sentido?
- Leira Anilonsi: Ahora pienso mejor, pero eso a ti te remuerde la conciencia.
- Ariel Insolina: ¿No me quieres decir la verdad? Ya solo te veo en el alba y me esquivas como si se tratase de tu mas terrible pesadilla
- Leira Anilonsi: Debes comprender, Ariel, que el escalpelo a dejado surcos más profundos de los imaginables, que te tocó a ti y no a mí; ahora soy más inteligente.
- Ariel Insolina: ¿Alguna vez podremos compartir las faenas de antes?
- Leira Anilonsi: Compartiremos a Cándida y a Macbeth, ahora me voy.
Ariel Insolina tomó parte primero, yo, que me iba, no me moví, pues esperaba el desenlace. Se me hacía tan raro que ya casi a punto de cruzar el umbral no hiciera nada, hasta que su vanidad lo venció y dio la vuelta, llegó hasta mí y me escupió.
- Leira Anilonsi: Soy más inteligente Ariel Insolina
Él ya no me escuchaba, se había ido. Ariel Insolina ha despertado en mí un sentimiento contradictorio, antes sentía que paseándome me protegía, pues yo no alcanzaba el suelo ni tenia zapatos para enfrentarme a el. Ariel Insolina me escupe, y yo sé que todo lo que hizo fue para estar más cómodo.
Una de las últimas conversaciones que tuve con Ariel Insolina fue en los jardines de Andrade, con una limonada helada al pie de su charco cenagoso.
- Leira Anilonsi: Me han dicho que te estas sintiendo fatigado, esa empresa no debe ser fácil.
- Ariel Insolina: Me estoy volviendo viejo, ya no me acuerdo del código postal y el pelo se me esta poniendo blanco.
- Leira Anilonsi: Te faltó mencionar las arrugas ¿Sabes que tu cicatriz ya esta casi desaparecida?
- Ariel Insolina: ¿Cómo lo sabes? Seguro es por la calvicie que deja verla, siempre tienes que estar agrediéndome.
- Leira Anilonsi: Me colgaré de un árbol y tu existencia estará resuelta, y no me digas que no porque ya no soy un anexo de tu cuerpo, ya dejaste de transportarme. Soy feo y tengo una cicatriz en la cabeza, pero no me han tocado el cerebro, a ti te lo han rebanado.
- Ariel Insolina: Leira Anilonsi, dejaste de ser mi hermano querido. No vuelvas a mirarme a los ojos.
- Leira Anilonsi: Dejé de ser tu hermano cuando preferiste la buena cara a compartirme. Te quedaste con el garbo, pero te han descerebrado, ¡Ahora pienso mejor! ¡Soy más inteligente, soy más inteligente!

En el exilio, Cándida me envió una carta. En esta decía que Ariel Insolina se había suicidado colgándose de un árbol y que sus ultimas palabras fueron: “Muere conmigo la vanidad de un Dios humano y resplandece la sabiduría del nefasto, hijo de mi única madre”.
Ahora mismo, en esta caja de cartón, me pregunto si Ariel Insolina hubiera podido tomar otra decisión. Yo mismo me he respondido y solo me he dicho que nunca más volveré a ser un siamés, pues sociabiliza y yo estoy bien en esta mi caja de cartón.

lunes, 20 de abril de 2009

Segundo Acto


Si existe segundo acto:

- Definitivamente es el primero

- Definitivamente tiene nombre

- Definitivamente es en noviembre

- Definitivamente es amarillo…


(No hay tercer acto)

viernes, 10 de abril de 2009

martes, 31 de marzo de 2009

El abejorro busca el nectar de la flor más rosada

Yo no anduve frecuentemente por los últimos arenales de este continente, no osé en entablar alguna relación con el céfiro caluroso de los días de semana, menos en el dos mil nueve cuando me dicen que los polos están por sucumbir; quizá en la vida de algún yo lo haría. Pero ese día fue especial y casi, con mucho propósito, premeditado.
Muy esporádicamente me doy cuenta de cuando dos días (seguidos o lejanos) son por mucho, y por tan poco, uno solo. Esto me ha ocurrido infinidad de veces, he reflexionado sobre ello, he escrito un estudio, pero sigue pareciéndome sorprendente a veces hasta extraño. Suelo ser muy calculadora cuando se trata de estas cosas y, peor aún, cuando se tiene tres amenazas inminentes (unas más que otras) quienes no se doblegarían al hacerse valer y respetar, aunque esto implique quebrantar un derecho poderoso: el placer. Esta es mi preocupación perenne, no califica como perenne y es algo sosa, pero al fin y al cabo tengo pocos años en mi haber lo que de no darme derecho a esta preocupación reduciría, al menos, la burla. Pero nada es gratis y de ser descubierta por una vivaz argentina de doce años, amante de los secretos, estaría codeándome con las prodigas del boulevard de Asia y alrededores.
En este ambiente veraniego de playa y sol me rindo acalorada a darle paso y bendiciones a mi yo libidinoso, morboso y ululante esperando se digne a contar parte de la experiencia que yo vengo dilatando desde hace un rato.


Las gotas de sudor caen sobre mi pecho ardiente, se deslizan y hierven. Sus manos recorren los ensanchamientos y mi entera fisionomía en un ambiente astral ya no cerca del sol, la arenita y el mar. Dejando el recato, hace mucho ya olvidado, vuelvo mi cuerpo sobre el suyo y comienzo a moverme de arriba a abajo. De pronto voy tornándome de otros colores y mi espíritu arranca con vehemencia los jirones de humanidad convirtiéndome en una gacela, siempre un tanto amaestrada. El ambiente astral va tomando el olor particular de estas sesiones amatorias y sugiere un desenfreno mayor, la practica de cómo dar vida. Cuando la gacela se ve cansada el macho la percibe y se vuelca a su lado. Cada uno va tomando figuras más humanas, van respirando.
Yo dialogo bastante en estas sesiones, sobre todo en los momentos de descanso cuando el yo animal se desmorona fatigado.
Cuando pasa pasó y encamina y da las bienaventuranzas al exento camino de días como este, cuando mi goce llega a su máxima expresión, cuando mi ser se eleva, cuando quisiera conocer mas estaciones ambientales y, definitivamente, cuando gotas saladas de un sentimiento amplio y calmador hacen de esta sensación orgásmica la
opera prima de mi repertorio abrazador y amoroso.


Gracias gacela macho por las manos, las orejas y el cuello, pero, sobre todo, gracias por el rocío aromático que desprendes en mí en cada sesión y que se extiende en mi espacio arremetiendo contra el tiempo, detestable cuando se trata de esto, haciendo que mi ser quede elevado, no solo dicha tarde, sino todos los días.

jueves, 19 de marzo de 2009

Calendarios


Los Atletas

En tu mirada deslumbrante me perdí
mas un instante entre el fuego de el camino que me guió a tu destino…
Anonadado en tu presencia admirando tu belleza
despampanante atraviesa tu alma que mi ser embelesa,

pues tu sonrisa anhelé ver, pero el destino se opuso,
ya que el tiempo evitó que mi alma tenga el gusto
mas en los sueños de tu mente, estar constantemente.
Mi alma siempre cuidará tu ser de el que me enamora intensamente

M.
(Recordando a quien pretendió presentarme a la madre luna)
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.
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AU REVOIR

jueves, 12 de marzo de 2009

Carajo, tengo miedo

Carajo, tengo miedo.
Tengo miedo y no es el miedo que tenia cuando todos pensaban que tenía miedo.
No es el miedo a algo mordiéndome, ni el miedo a que alguien irrumpa en mi habitación y me asesine mientras tengo un ataque de asma.

Tengo miedo a ser descubierta por ojos que ya no son ojos para mí y al tener que seguir tirando de ese yunque, que no es mío, pero que muevo cada vez que un “Ataque de Ansiedad” o ataque de ansiedad lo permite.

Ya siento que la esfera de acero empieza su recorrido porque se mueve y va haciendo presión contra los órganos flácidos y pulmones ya muy desgastados.
Cada vez que avanza, mis deseos de Tlön se acrecientan y una dolorosa nostalgia, casi falsa, exige que regrese a los 15 años de los cuales solo me queda un depósito de metal y cosas escondidas…
Ya está en la garganta, ahí asfixia, pero no hay incomodidad, pues podría ser varón y eso seria muy enriquecedor.
Tiene que salir porque nada hay dentro, porque podría oxidarse y no quiere oxidarse en medio de sangre y fluidos y porque se apiadó de mí y quiere hacer algo por mi miedo y mi tristeza.

Carajo, tengo miedo.
Tengo miedo de que mi cara este muy caliente y el agua con sal muy fría.
Tengo miedo de que se acaricien y llueva.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Amor a Gabriela

Me enamoré de Gabriela y los sucesos ulteriores no podrán negar su esencia.
Mis labios rosados burlaran su ineludible destino.
No consentirán mitigar sus ansias con aquel sabor terroso al que tantos quieren llegar.
No consentirán, tampoco, el impugnable hecho del que pronto seria parte.
Esquivaran el material y abrazaran su sombra.

Uno de los dedos de Gabriela declara su autenticidad.
Ya está cansada de la monotonía, ya estoy cansado de la negligencia.
La trifulca de los miembros ya quedó saciada, bendecida y encomiada.

El amor a Gabriela no se erige de silogismo de doble función, el amor a Gabriela es la concatenación de las acciones sublimes de sus sentidos, la erradicación absoluta de mis miembros y la interminable espera que ríe, juega y ama.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Distribuidora Armendariz

- Desmedidamente ingiero alcohol, cuando en las noches no concilio el sueño.
- Consumo alcohol en demasía en las mañanas cuando después de conciliar el sueño, por el
mismo, despierto.
- Huelo a alcohol porque de vez en cuando no tengo otro perfume.
- Trago sorbos mientras fumo y veo una película porno.
- Si bebo alcohol y me embriago es porque estoy cerca de una inminente muerte hepática.
- Sábato decía: “La diferencia entre Modigliani y una máquina fotográfica es que el arte no
es una copia de la mera realidad externa sino un acto ontocreador, más cercano al sueño
que al espejo.” Pero lo que ignora es que Modigliani, ebrio, creaba. La máquina fotográfica
también crea cuando el fotógrafo ingiere alcohol, pues su fotografía se convierte en el
sueño del ebrio.
- El alcohol quema, el alcohol me hace sangrar, el alcohol me trata como una masa fofa y lo
seguirá haciendo. Pienso morir de cirrosis
- Acompañar al alcohol con sustancias radioactivas y decibeles estruendosos. De esta manera, Jenny no
estará lejana y los 60’s mucho menos.
- El alcohol como elixir y posión de amores y desilusiones sigue esperando nuevos esclavos
que oren por su supervivencia y que despilfarren en venerarlo muriendo por el y para el.
- Tal vez si Capote no hubiese sido alcohólico tampoco seria drogadicto y, de repente,
tampoco homosexual: no seria un genio.
- Una vez me embriague en el averno. Una vez tuve sexo en el averno. De aquella vez solo
recuerdo a mi pequeña.
- Solía beber alcohol barato, esos de tan solo una moneda. Lo bebía en las calles
despotricando irrisoriamente y compartiendo con los pequeños selváticos de 9 años de
vida que, habitualmente, me hacían compañía.
- Debe comprase en alguna bodega irreverente o, de lo contrario, en una farmacia.

viernes, 20 de febrero de 2009

miércoles, 18 de febrero de 2009

Bolas

Un par de veces metí algunas.

domingo, 15 de febrero de 2009

Saludo Araña



Si pienso en unos meses atrás me sé en ese bohío con aire contaminado de sudor; madera carcomida y gente que está, pero que ya no quiere estar. Me sé, también, entre porcentajes y gritos. No puedo cansarme porque ya me canse de perder el tiempo. Ya le dije a las manos del pasamanos que no pudo ser, que al final se cayó y que las otras llegaron primero. Lo único que ahora quiere la mano que cayó es coger la que la esperó y mandar a la mierda a las otras que la jalaron para que no avanzara.
La mano esta mojada, al parecer una lagrima mojó sus filamentos y se dice: “Ya fue".
La mano quiere seguir cogiendo, cogiendo el pasamanos grasoso. Cada vez se coge mejor.
No puede ser ayer, ya no. Pero sí el mañana puede ser un ayer permutado por la mano que quiere seguir cogiéndose del pasamano y de la mano que la esperó.


Sí, se cayó.

jueves, 15 de enero de 2009

Feliz Cumpleaños hombre


Mi cabeza cae hacia atrás.
Últimamente he estado observando más de lo normal y eso ha traído consigo un pensamiento que punza y me aqueja.
Se ve como las manos aprietan el pasamanos cromado. No se preocupan tanto por si se sueltan, ya que están seguras o se sienten seguras. Todas se ven con las mismas posibilidades, todas pueden no –caerse, todas están cuidaditas.

Siempre existe la eterna súbdita.

Ahora una de las manos tambalea, pues el carro transita sobre cráteres y esto hace que apriete más. Miro a las otras parecen estar muy cómodas y confiadas. Las analizo mejor y me doy cuenta que no tienen miedo, por lo menos no uno aparente, y solo pasan el rato. Pueden sujetarse sin ningún esfuerzo. No pasa lo mismo con la otra mano, ella lucha cada segundo por no resbalar, ella tiene más corazón y es mas sensible, más creativa e inteligente. No veo por qué no puede idear un plan y hacer que su estancia sea mas placentera. Cada vez que el carro avanza ella cae un poco más. Las otras se mueven y se acomodan, una que otra hasta se suelta y vuelve a su lugar. Ya va a caer. De pronto las otras tambalean, pero ella ya esta muy abajo. Solo falta una curva más, el carro va a cruzarla y la mano se sostiene solo de su sombra.

domingo, 4 de enero de 2009

El sexo del cocodrilo verde

Si tomo, por la fuerza, Frecuencia latina o si pego una carta en todas las universidades, colegios, institutos, nidos, farmacias, bares, baños públicos, La Arequipa, Barranco, Santa Anita,…donde anuncie que Bayly va morir saldríamos con nuestros cuadernos de apuntes y contabilizaríamos cuantos pequeños agnósticos salen a las calles a orinar o cuantos otros van, sin mirar atrás, al hospital del niño. Pondríamos en práctica nuestros deseos de erradicación y de patadas y nos sentaríamos a esperar los resultados. Apuntaríamos en el cuaderno cuantos caen en combate y cuantos ya no escriben ni leen. Seguiríamos observando y haríamos una raya en el cuaderno separaríamos con esta a los que ya no se drogan (o se drogan más) de los que son bisexuales o ya no lo son. Seguiríamos carcajeándonos con la pelea y soltando lagrimas porque un estomago no puede con tanto contraste. Esto no acabaría, sería una orgía total y el placer que emanaría nos haría crepitar. De repente todo esto nos inspiraría y correríamos a las librerías (con carta en mano) y la pegaríamos hasta en la frente de la cajera. La inspiración seguiría y nos moveríamos como un aquelarre. Llegaríamos hasta un hospicio de ancianos de donde sacaríamos refuerzos. Les entregaríamos la carta y estarían armados y listos para lo que venga, pues los pequeños se han multiplicado y ya no orinan ni van al hospital ahora sacan un pañuelo y luchan.
¡Nos superaron! Ahora uno es dos y ya no podemos sentarnos y carcajearnos. Con nuestras últimas cartas correríamos y tomaríamos una imprenta, nos impedirían avanzar, pero los reduciríamos. Forjaríamos balas y armas y las llevaríamos hacia Quinuapata. Ya no seríamos cinco, sino quinientos. Llegaríamos y veríamos a nuestras fuerzas a punto de colapsar, pero con los ayacuchanos seriamos invencibles. Lanzaríamos nuestras balas de plata y en dos horas acabaríamos con todos. Luego dormiríamos.
De mañana un huanteño, un poco sabio, seguía inspirado. Nos propuso su idea y lo seguimos.
A las cinco de la tarde de un martes entramos en la casa de Jaime Bayly, lo atamos a la cama y le lanzamos una bala de plata. Creo que también fue violado, no lo sé, pues solo le pegue una carta en la frente y me fui.